sábado, 10 de enero de 2009

Nos dimos la mano, el trato estába cerrado, no cruzaríamos la línea.
Caminamos en direcciones opuestas entre la multitud
y la niebla que invadía el lugar
no se comparaba con la que invadía mi alma.
La estación estaba llena a reventar, no había un alma
que permaneciera quiera, corrían de un lado a otro.
Ellos no tenían idea.
Caminamos sin mirar atras ni una sola vez y nos perdimos.

Era una mañana gris cuando desperté sin oler tu camisa
era una mañana gris cuando miré mi buró y faltaba el olor
a café y la taza de color azul que había dejado marcada la
madera del viejo mueble con un círculo oscuro.
Y mi mente actuó por mi, eliminó cualquier sensación.
Y corrí como cualquier día y caminé al trabajo
y bajé del auto y me senté en el pasto
y miré el viejo roble donde tantas veces nos besamos
y miré tu rostro grabado en un recuerdo borroso.
y me dije a mi misma que lo olvidara
que no podía recordarte por que lo habíamos acordado

Era una mañana gris cuando entró esa llamada
era una mañana gris cuando grité y lloré
y el lavabo se llenó de olor a flores de jabón
mientra smi rostro se sumergía para lavar las lágrimas
y escuché a lo lejos tu vos y colgué el teléfono
y supe que te había perdido para siempre
y supe que había cometido un error
y lloré la noche entera.
y me dije que olvidara todo y me dije
que no era verdad y llamé mil veces a tu celular

Pero tu nunca contestaste... ¿Cómo se sienten las nubes, cariño?

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